LA TORTUGA Y LA LIEBRE
-¡Qué lenta eres! ¡Cómo te arrastras!
-¿De veras? - dijo la tortuga-. Haz una carrera conmigo y te venceré.
- Qué jactanciosa eres –dijo la liebre-. De acuerdo, correré contigo. ¿A quién pediremos que marque la línea de llegada y confirme que la carrera es justa?
- Se lo vamos a pedir al zorro –dijo la tortuga.
El zorro era muy sabio y justo. Les mostró la línea de partida y cuánta distancia debían correr.
La tortuga no perdió tiempo. Partió de inmediato y continuó la marcha. La liebre anduvo a brincos varios minutos, hasta que dejó a la tortuga muy atrás. Sabía que podía llegar rápidamente a la meta, así que se acostó a la sombra de un árbol y durmió una siesta.
Al cabo de un rato se despertó y se acordó de la carrera. Se levantó de un salto y corrió a toda velocidad.
Pero cuando llegó a la meta, la tortuga ya estaba allí.
- Las carreras se ganan con tesón –declaró el zorro.
Autor: Esopo
Vamos a divertirnos viendo este video:
Uno de los más antiguos géneros de la literatura universal es la fábula, un tipo de relato breve protagonizado por animales personificados con la intención didáctica de dar a conocer una moraleja final. La Grecia clásica atribuyó a Esopo la invención de este género.
Esopo fue un escritor griego que vivió durante el siglo VI a.C.
Entre las más destacadas fábulas de este legendario personaje, encontramos: “El viejo perro cazador”, “El pastor y el lobo”, “De gansos y grullas”, “El granjero y la víbora” , «El cuervo y la zorra» y muchas otras más.
Vamos a ver una de ellas que seguro conoces.
EL PASTOR Y EL LOBO
Érase un pastor que tenía un rebaño. En el monte se aburría mucho. Entonces tuvo una idea:
–¡Que viene el lobo, socorro!– gritó el pastor.
Los aldeanos subieron corriendo con armas al monte. Uno de ellos preguntó:
–¿Dónde está el lobo?
–¡Ja, ja, ja, os he gastado una broma!– Se echó a reír.
Los aldeanos se fueron muy enfadados.
Al día siguiente les engañó igual y los aldeanos se marcharon muy molestos.
Más tarde vio verdaderamente a un lobo entre los matorrales. El joven gritó:
–¡Socorro, el lobo se está comiendo a mis ovejas!
Pero los aldeanos no le creyeron y no fueron al monte a ayudarle. El lobo se comió todo el rebaño.
Moraleja: Si siempre dices mentiras, los demás no confiaran en ti.
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